¿A quién no le gustaría tener siete vidas como los gatos?
Imagina por un momento que eso sucede. Se te conceden siete vidas para disfrutarlas como quieras. Piensa en la cantidad de cosas que podrías hacer en cada una de ellas. ¿En qué las utilizarías?
Pero la realidad es que sólo tenemos una vida, y por eso mismo debemos aprovecharla al máximo, haciendo aquello que de verdad nos gusta y nos hace felices. No debemos pensar en dejar nuestras aficiones para más tarde, ¿por qué no disfrutarlas desde este preciso momento? Ya que sólo tenemos esta vida, vivámosla ahora, sin aplazamientos.
¡Qué ganas tenía de que llegaras, primavera!
Estoy deseando que vuelvas a vestir estos árboles con sus frondosos follajes. ¡Incluso ellos parecen tristes tan desnudos! Deléitanos de nuevo con tus flores, sus vistosos colores y sugerentes aromas.
El invierno fue bueno, pero ya ha sido suficiente. Quiero sentir un cambio, aprovechando la vitalidad que el sol nos proporciona, y que se nos altere la sangre con tu llegada.
Si me das todo esto, te prometo disfrutar a cada segundo de tu compañía.
No puedo evitar pensar en los personajes que hay detrás de una declaración de amor escrita tras una puerta, pintada en una pared o tallada sobre la corteza de un árbol. ¿Qué habrá sido de esos que desearon inmortalizar en ese preciso instante un sentimiento, sin tener la certeza de si realmente sería para siempre? Me gusta imaginarme cómo son esas personas y cómo terminó su historia, porque aunque hoy en día el mundo nos pone muy difícil creer en el amor, yo sigo teniendo la esperanza de que existe. Y no voy a conformarme con menos.
Esta entrada va dedicada a todos los aficionados del motor sobre dos ruedas.
He de agradecer al dueño de la moto que la dejara aparcada tan estratégicamente, lo que me permitió conseguir algunos refejos bastante interesantes. Muchas gracias, desconocido.
Crisis y paro. Creo que son las palabras más pronunciadas en estos últimos años. Y ya estoy cansada. Cansada de que algunos se llenen los bolsillos con nuestro dinero mientras otros no tienen ni bolsillos que llenar. Cansada de oír que la culpa es nuestra por haber vivido como reyes. ¿Como reyes? Alguien debería enseñarles la diferencia entre nuestro día a día y el suyo, puntualizando que lo poco que poseemos, lo hemos conseguido sin engañar ni robar a nadie.
Vivimos en un mundo movido por la codicia. Cuanto más tenemos, más queremos. Pero en la vida no se puede tener todo. Por ello debemos aprender a priorizar lo más importante, dejando atrás aquello de lo que podemos prescindir.
Esto realmente no es malo, ya que nos obliga a valorar lo que tenemos y lo que ansiamos conseguir. Pintemos de color lo que nos aportará felicidad y dejemos en blanco y negro todo lo demás. Si lo piensas por un instante y eliges los "imprescindibles" de tu vida, te darás cuenta de que gran parte de lo que aprecias ya lo tienes ahí, y sabrás exactamente qué objetivos perseguir para completar lo que te falta.
La decisión es tuya y tienes el pincel en la mano. ¿Te atreves a intentarlo?