Hoy sufro viendo cómo te desintegras, con la piel calcinada ahondando incandescente hacia tu núcleo. Lucho contra reloj, dentro de un traje diseñado para llegar al foco que te consume a gran velocidad. Tus cenizas palpitan dentro de mí. Los quejidos de tu madera me estremecen hasta la médula.
Tu daño nos duele a todos. Porque sin tu magia no hay vida, ni verde esperanza para vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario