Doble cara,
doble tez,
una visible
y otra que no se ve.
Doble tono como tenemos todos, uno amable y otro tosco, escondido bajo el peso del mantel.
Y ni siquiera te das cuenta de que suplico en sueños que no vuelva
ese yo tuyo
que no es mío,
ese yo tuyo
contra el que lucho
y replico con mares de tinta
cabalgando sobre olas de acero
en una pelea contra el tiempo
que hemos dejado atrás.
Ese yo tuyo
que temo
y tiemblo
con tan solo
escuchar
su respiración.
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