jueves, 30 de enero de 2025

Cuando perdí mi mitad

Esa silueta al otro lado del cristal.
Pupilas que atraviesan con reciprocidad. 
Tan absolutamente bella, tan absurdamente normal. 

Acompañados a cada paso, como una pareja de baile que se adelanta al movimiento de su compañero incluso antes de llegarlo a pensar.

Día tras día, hora tras hora, un latido tras otro trataba de saltar de mi pecho al suyo a riesgo de nunca llegar. Pero jamás logramos sentir nuestro tacto, ya que el roce era demasiado frío y los besos no eran como los imaginados al soñar. 

Peleamos con uñas y dientes contra el cristal que coartaba nuestra libertad. Minúsculas garras, ineficaces para arañar la enorme distancia que nos condenaba a vivir a escasos centímetros imposibles de sortear.

Ya no lo podía soportar, y estallé mi ira contra esa amada mitad, rompiendo en mil pedazos la ventana que hacía más llevadera mi soledad.

Y poco a poco, dejé de creer, dejé de buscar, dejé de amar esa parte de mí que hacía sentirme algo menos animal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario