Pero allá donde nuestros ojos alcanzan a distinguir no es el final, ya que por más que tratemos de salir a su encuentro siempre estaremos a la misma distancia, siempre infinita, simplemente inalcanzable.
Aun así no debemos resignarnos ante lo imposible, no debemos dejar de perseguir metas ya que siempre habrá algo por lo que continuar caminando hacia adelante, persiguiendo ese horizonte, eternamente lejano. Una persecución que nos permitirá disfrutar de un camino repleto de momentos aparentemente insignificantes, que irán tejiendo el conjunto de nuestra vida.
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