Pero sin luz no puede existir la sombra, ya que sería engullida por la profunda oscuridad. Se necesitan y se complementan, incapaces de convivir en el espacio siendo imposible a su vez alejarse la una de la otra. Repelidas entre sí como dos imanes con igual carga, cercanas pero sin mezclarse, llevando sus límites a una lucha intensa y continua en la que terminarán marcando su territorio en un equilibrio pactado.
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