Traviesas se dejan llevar por el compás del viento, unas veces pausadas mientras otras veloces. Una carrera frenética a diferentes alturas, luchando por sobrevivir a un horizonte que terminará engulléndolas en la distancia.
Volubles en sus deseos, voluminosas en su empeño por cubrir con su manto cada pedazo de firmamento. Esperando las condiciones idóneas para revelar la magia que esconden entre cada hueco de su esponjoso entramado.
Sólo entonces se precipitarán en picado al suelo para volver de nuevo al inicio y recorrer así una orografía de sobra conocida, dibujada una y otra vez por interminables ciclos en los que el agua es origen a la vez que resultado.
Precioso como siempre 😘😘
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