Aquí camino sin miedo, el agua cubre mis huellas para evitar que algún intruso me persiga hasta este lugar secreto, donde me escondo y me encuentro con mis propios sentimientos. Donde imagino que vuelo, sin que nadie me mire extraño por desear ser diferente a ellos.
Y salto, brinco y salto de nuevo, acariciando el viento que silba en mi oído que cada día es perfecto para alzar el vuelo. Y lo intento, me esfuerzo pero no me surgen las alas, no logro estar suspendido más que un par de segundos, a unos cuantos centímetros sobre el suelo.
Pero existe un lugar donde me recreo, allí el aire no revela las marcas de mis dedos, no dejo marcas en el cielo, ni en el suelo, porque vuelo, y nadie podrá seguirme cuando transito mis sueños.
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