Yo treparé por el mástil que queda justo a tu lado y permaneceré allí amarrado, a la espera de una ráfaga de viento que permita enlazar nuestras manos. Porque hoy no hay banderas ni fronteras. No hay líneas que separen ni prohibición que me mantenga a suficiente distancia de ti.
Hoy no hay modo de ignorar lo que sabemos. Ya es tarde para mirar hacia otro lado buscando diferencias raciales, de género o sexuales, entre individuos que hemos nacido tan diferentes y a la vez tan iguales.
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