Pero imagina ahora que nosotros somos el reflejo optimista, luminoso y jobial de una realidad que cada día se torna más lúgubre y sórdida. Una recreación antagónica de una sociedad que agoniza bajo la fachada de una vida superficial, feliz pero irreal.
Tanto en la ficción como en la vida, el único modo de descubrir lo que nos depara la próxima temporada, es viviendo cada uno de sus capítulos hasta llegar al final. Muchas veces la pantalla nos consigue atrapar con sus elaboradas tramas, pero no hay nada mejor que escribir nuestra propia historia de manera activa. Dejando de lado ese papel de mero espectador que tan bien tenemos aprendido, cogiendo en su lugar las riendas del personaje principal. Porque si alguien merece ser protagonista en nuestra vida, debemos ser nosotros mismos.
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