martes, 29 de septiembre de 2015

Al acabar el día

Cierra los ojos. Respira. Al acabar el día haz el esfuerzo de recordar. Aprende de los errores cometidos y quédate con lo bueno. Aférrate a ello por muy insignificante que parezca, porque siempre hay algo positivo y será lo que te ayude a levantar al día siguiente. Una mano amiga, una palabra sincera, una mirada que te diga: "estoy aquí si lo necesitas". Pequeños gestos que arrojan luz sobre la oscuridad, como los últimos rayos de sol que tiñen el mundo con un aura dorada. 
Cierra los ojos. Respira. Cada día cuenta, no lo olvides.


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