miércoles, 14 de septiembre de 2022

Escalera vital

La madera de los gastados escalones crepita bajo nuestros pies, anunciando irremediablemente nuestra llegada aún sin saber si queda alguien para escucharla. El giro de la escalera me invita a continuar la subida, recorriendo sus fríos peldaños, cada vez más pulidos por los tantos curiosos que se han visto tentados a descubrir aquello que aguarda a su final.

Cada escalón nos desvela un lugar diferente al que venimos conociendo. Crecemos y maduramos mientras transformamos con nuestra presencia ese desconocido lugar al que ahora pertenecemos. Casi sin ser conscientes de ello, el mundo cambia con cada persona que lo habita, del mismo modo que cuando lo abandonemos, no volverá a ser el mismo para quienes permanezcan.

La vida no sólo trata de subir escalones, sino de disfrutar de cada paso que damos. De poco sirve llegar muy arriba si olvidamos de dónde venimos y a quienes tuvimos a nuestro lado de manera incondicional tanto en los buenos como en los malos momentos.

Se oye el eco de unos pasos distantes, marcando un perfecto compás, a tiempos regulares, con un sonido tan envolvente que no permite adivinar si llegan o se van. Apenas distan unos segundos para descubrir a quien podría ser protagonista en nuestra próxima aventura, esa persona que consiga sorprendernos y sembrar en nosotros nuevas inquietudes y experiencias. Porque no hay nada más satisfactorio que seguir aprendiendo cada día de aquellos que nos rodean.




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