viernes, 2 de septiembre de 2022

La sombra que nace de la luz

Al inicio del día, antes siquiera de que se despierte el sol, la incipiente claridad se afana en devorar poco a poco y sin piedad cada pedazo de penumbra que se atreva a invadir su espacio. Un terreno con custodia compartida, ya que al acabar la tarde, silenciosas se expanden las sombras, recuperando palmo a palmo cada rincón donde hace unas horas reinaba la luz. 

Pero sin luz no puede existir la sombra, ya que sería engullida por la profunda oscuridad. Se necesitan y se complementan, incapaces de convivir en el espacio siendo imposible a su vez alejarse la una de la otra. Repelidas entre sí como dos imanes con igual carga, cercanas pero sin mezclarse, llevando sus límites a una lucha intensa y continua en la que terminarán marcando su territorio en un equilibrio pactado.

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