martes, 29 de noviembre de 2022

Historias casi olvidadas

Aparecen imágenes en mi mente. Desordenadas, semiocultas, tímidas, como si formasen parte de una sutil censura.  
Algún día observé esos lugares de reojo, sobre la marcha, sin prestar suficiente atención, porque casi siempre caminamos a un ritmo demasiado rápido para dedicarnos a observar los detalles. 

Al tratar de recuperar esos momentos surgen sus estampas calladas, como si fuesen fantasmas, veladas y temerosas de dejarse ver. Así funciona nuestra memoria, almacenando retazos de recuerdos en ocasiones inconexos e incompletos, que incluso nos hacen dudar de su veracidad.

Deterioradas por el olvido, como un juguete viejo que ya nadie quiere, víctima de una decadencia prematura. Intento reconstruir las partes rotas, uniéndolas pieza a pieza, tratando de dar sentido a una maraña de extrañas sensaciones, mezcladas entre sí, descoloridas y curtidas por unos años que no ofrecieron tregua. 

Si tan sólo en aquel lejano momento las hubiese dedicado un puñado más de tiempo, ahora sería capaz de disfrutarlas al completo, sin que el esfuerzo de recordarlas me queme la piel. Pero esperé demasiado intentando vivir de corrido, sin detenerme, en lugar de disfrutar plenamente y sin esperas de aquello que tenía al alcance de mis dedos.


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