lunes, 19 de diciembre de 2022

Confesiones de una hermana menor

Desde el día en que nací has sido un referente en mi vida, como un faro que guía en los días de tempestad. En silencio observaba cómo tus pasos despejaban mi camino, unas veces me impulsaban mientras otras me dejaban rezagada pensando que nunca podría darte alcance. Imagino que entre hermanas son inevitables los celos, con o sin fundamento, sabes que siempre he sido envidiosa, pero sin maldad, más bien desde la más pura admiración.

Tú ya casi volabas cuando yo apenas gateaba, y aunque no soy capaz de recordarlo, sé que estuviste ahí para ayudarme en mis primeros pasos, enseñándome a pequeña escala cómo funcionaba la vida.

Inquieta y nerviosa, amable y atenta, dejando tus necesidades por detrás de las de los demás. Siempre pendiente de disparar suficientes fotos, no por vanidad, ya que la mayoría de veces ni siquiera sales en ellas. Pero deseas que todos partamos con un buen recuerdo de ese momento, buscando lo más cercano a la perfección. 

Y aunque puedes parecer débil, eres tenaz y trabajadora, en ocasiones demasiado, pero no sabes hacer las cosas a medio gas. Tienes una fuerza que nos une y nos da valor para seguir en contra de las adversidades, que sabemos han sido unas cuantas, y por todo ello te agradecemos que seas tal como eres.

Muchas felicidades Ía, gracias por ser el pegamento de esta familia.

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